martes, 27 de noviembre de 2012

¡EL SHOW DEBE CONTINUAR!


Son las 9:52 de la noche del 26 de noviembre del 2012 cuando empiezo a escribir este post. Un día después de recibir una de las noticias más desafortunadas que ha sufrido el mundo del fútbol por estos tiempos: el grave inconveniente cerebrovascular sufrido por una de las glorias de Atlético Nacional, Miguel “El Show” Calero.

#FuerzaCalero

No entraré en pormenores sobre su estado médico, porque no nos concierne en este momento. Como hinchas y admiradores del exportero verdolaga, lo único que
queremos es su pronta recuperación y, si es posible, el desarrollo normal de su vida de ahora en adelante.

En su momento el traspaso de Miguel a Atlético Nacional se convirtió en el monto más alto pagado entre clubes colombianos por los servicios de un jugador (1.000.000 de dólares). Llegó del Cali con gran cartel y no desentonó nunca. Imposible olvidar sus atajadas, su liderazgo, los constantes duelos con Iván René Valenciano, que por ese entonces jugaba para el Deportivo Independiente Medellín, la forma como volaba y arengaba a la tribuna, la heroica expulsión en la final de 1999 frente al América, después de haber sido pieza clave del andamiaje del equipo durante todo el torneo, etc.

El fútbol tiene muchos apodos ridículos e inapropiados, pero a Miguel Calero, “El Show” le encaja perfectamente. Era un privilegio y deleite verlo atajar, no solo por sus condiciones sino por lo que transmitía (un carisma difícil de explicar), y más aún si defendía la portería del club del que sos hincha. Era un jugador por el que se paga una entrada al estadio, era mucho más que un simple arquero con condiciones.

Una de las particularidades del gran Calero fue haber anotado goles de volea, mitad de cancha y el más importante, de cabeza en el fútbol mexicano para darle a su equipo Pachuca, el paso a una final liguera. Aunque podríamos escribir muchos párrafos detallando sus proezas como guardameta, creo que ese tipo de información puede encontrarse fácilmente en Internet. Hoy vengo a contarles un relato personal que marcó mi infancia y me cambió la manera de entender y concebir el fútbol.

#FuerzaCalero

Más allá de todo lo que le entregó al deporte en general –no solo a Atlético Nacional- hay una anécdota muy bonita que me ha dejado la vida con él. Soy egresado del Colegio Corazonista de la ciudad de Medellín y tuve la oportunidad de compartir simultáneamente en dicha institución educativa con el hijo de Miguel Calero. Su padre, por ese entonces, ya se había convertido en referente verde y una personalidad pública muy admirada por quienes amamos el fútbol desde pequeños.

Jamás olvidaré que a diario Miguel llevaba a su hijo al colegio y en vez de dejarlo en la puerta como cualquier padre, el gigante del pórtico verdolaga recorría cientos de metros para llevarlo hasta el salón de clases y saludar a todos y cada uno de los niños que lo idolatrábamos, darnos un autógrafo, un abrazo y hasta cargarnos ¡siempre con una gran sonrisa dibujada en su rostro!

Sucedió varias veces, pero no cansaba, siempre lo esperábamos para repetir una experiencia que nos llenaba el alma. Este gesto, que no se borrará de mi memoria, me enseñó la diferencia entre un jugador de fútbol cualquiera y un ser humano a carta cabal, por dentro y fuera de las canchas, un crack entregado a sus hinchas, a retribuirles el cariño.

Escalón abajo se encuentran algunos mercenarios contemporáneos que solo les importa el dinero; no aman el deporte, buscan el billete. Cuánto tendrían que aprenderle a ese descomunal portero de 1.89 metros que nos hizo vibrar a millones de hinchas de Atlético Nacional y a esos niños que casi con lágrimas en los ojos lo añorábamos con lapicero en mano antes de iniciar nuestra jornada escolar.

#FuerzaCalero

Como si fuera poco, por gestión directa del que considero a mi corta edad el golero más sensacional que he visto defendiendo el arco de Atlético Nacional, se organizó un partido de exhibición en el coliseo del colegio con la nómina completa del equipo, lo que se transformó en un momento de éxtasis y alegría para quienes pudimos presenciarlo.

Con el paso de los años, empecé a darle más valor a lo vivido en esa época y a entender la grandeza de Miguel Calero, de lo que significa ser un verdadero profesional, comprendí que la idolatría por un deportista no debe estar ligada solo a su talento o a lo que haga dentro de una cancha.

Después de tantas batallas ganadas con la jerarquía, fuerza y tenacidad mostrada por Miguel Ángel Calero durante muchos años dentro de las canchas de fútbol, es que debo aferrarme a una única premisa: su pronta recuperación, que
siga brindándole al fútbol –fuera de las canchas- todo ese talento, carisma y
profesionalismo porque… ¡El show debe continuar!

#FuerzaCalero


Autor: @sandavila88

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