domingo, 16 de septiembre de 2012

EL ADIÓS DE UN ÍDOLO

"Y un buen día la diosa del viento besa el pie del hombre, el maltratado, el despreciado pie, y de ese beso nace el ídolo del fútbol. Nace en cuna de paja y choza de lata y viene al mundo abrazado a una pelota". Así, Eduardo Galeano, empieza describiendo la figura del ídolo en su libro 'Fútbol a Sol y Sombra'.

No pudo ser más preciso para referirse a Juan Román Riquelme, nacido en un barrio humilde de Buenos Aires y aunque a temprana edad ya deslumbraba a propios y extraños con su innata calidad, nadie se imaginaría la trascendencia que tendría a nivel mundial.

Todas sus divisiones inferiores las hace en esa fábrica de cracks llamada Argentinos Juniors, pero a sus 18 años, fue comprado, junto con otros cuatro juveniles, por Boca Juniors. Desde su debut con Carlos Salvador Bilardo como técnico se veía que Riquelme era distinto a los otros juveniles, tan distinto que desde su primer partido se ganó la ovación y los cánticos de la exigente hinchada xeneize.

La llegada de Carlos Bianchi al banquillo técnico de Boca marcó no sólo la historia de Boca, sino la carrera de Román, dejó de ser un juvenil que pintaba bien, para que, a sus 20 años, se convirtiera en el eje y conductor de uno de los dos equipos más grandes de Argentina. Y desde ese momento, marcar no sólo a los "Bosteros", sino también a millones de amantes del fútbol en general.

Yo tengo el orgullo de decir que soy uno de esos, a finales de los 90s en Colombia estaba en pleno furor el fútbol argentino, tengo que admitir que a mis escasos 8 años le hacia fuerza a River por Juan Pablo Angel y un estilo llamativo que predicaba "El Millonario", pero un sólo partido de Riquelme bastó para que yo le jurara lealtad eterna a él y a sus colores. En tú niñez siempre estás buscando referentes y en Román encontraba todo lo que quería ser como jugador de fútbol(Frustrado): goles, asistencias, túneles y esas pisadas que hipnotizaban.

Además, a todas esas virtudes, le sumó en su primera etapa tres torneos locales, dos Libertadores y una Intercontinental con un partido memorable contra nada más y nada menos que el Real Madrid que le valieron para entrar en el olimpo xeneize por la trascendencia que tuvo en cada uno de éstos.

Su exitoso paso por Boca le valió el salto a uno de los equipos más grandes del viejo continente: Barcelona. Su estadía en Catalunya no fue la más exitosa por errores de Louis Van Gaal al utilizarlo en una posición que no era la suya (Volante por izquierda) y que lo limitaba notablemente, así y todo, su talento fue admirado por un pequeño de La Masía, un tal Andrés Iniesta.



Del club catalán es cedido a Villareal, donde podemos discutir si fue un fracaso el haber llevado a un equipo que jamás había jugado una Champions League hasta semifinales de la misma. Aquellos que lo odian dirán que sí, yo lo dejo a su consideración.

Problemas con Pellegrini lo alejan del Submarino Amarillo, para volver en el 2007 a Boca y en un sólo semestre, en una muestra de jerarquía y talento absoluto, volver a conseguir una Copa Libertadores luego de 4 años. Y si en las otras fue determinante, en ésta fue definitivo, goleador del certamen y marcando goles en los momentos más complicados, que sirvieron para definir llaves, otra vez América rendida a sus pies, otra vez en Brasil, como en su primera Copa.

Al terminar su préstamo de 6 meses con el club de la Ribera, tiene que volver a Villareal, pero en 2008 se da su llegada definitiva al club de sus amores, ese mismo torneo logra un campeonato local más, con Carlos Ischia en el banco y un plantel repleto de juveniles. Después de ese título, llegarían los 2 años más difíciles en la carrera del 10, las constantes lesiones no le permitirían ponerse a punto físicamente y eso Boca lo sintió, fueron 2 años sin títulos y con una pobreza futbolística notable.

La llegada de Julio Falcioni al banco y de Daniel Angelici a la presidencia de Boca, hacían presagiar el final del ciclo del jugador más importante en la historia de Boca, pero la presión de la hinchada por su ídolo valió más y al final, el primero se vio obligado a modificar su sistema, y el segundo a renovarle el contrato.

Como siempre, Román respondió en la cancha y en el apertura 2011 volvió a ser fundamental en el título Xeneize. ésta consecución le valió el cupo para el torneo que más disfrutaba, en el que más se agrandaba: la Copa Libertadores. Ya sin la velocidad física de los primeros años, pero con una técnica y velocidad mental intactas, volvió a llevar a Boca a los primeros planos internacionales, ésta vez no la pudo levantar, ésta vez le fue esquiva, tal vez para recordarle al mundo que es un ser humano porque al verlo con el balón en los pies lo podés confundir con una deidad.

Inesperadamente, minutos después de haber perdido la final, en los camerinos del Pacaembú, Riquelme sorprendía al mundo futbolístico con la noticia de que no era más jugador de Boca. En ese preciso instante, la final perdida pasó a un segundo plano ya que el dolor y la amargura se apoderaron del hincha xeneize, al fin y al cabo las copas van y vienen, los ídolos son eternos, quedan grabados en el inconsciente colectivo para no irse nunca más y aquellos recuerdos de momentos inolvidables, partidos, goles, clásicos -¡Cómo tenía de hijos a los de la otra vereda!-, títulos se vienen a la cabeza y su única forma de fuga es a través de una lágrima, como aquel amor que sabes que se va y no va a volver cuando pensaste que sería eterno.

Román, siempre consecuente con sus códigos, declaró que su decisión se debía a que se sentía vacío en Boca, que no tenía más motivaciones, pero los que conocen internamente el mundo xeneize saben que su relación con el técnico y presidente era insostenible. Ellos, unos don nadie para la historia y la gente de Boca, echaron al máximo ídolo y estandarte del club, tal vez eso sea lo que más duele.

Hoy millones de admiradores de Román estamos a la expectativa de qué va a ser de su futuro, mi lado más optimista cree que volverá a jugar, pero mi lado realista sospecha que no lo va a volver a ver más dentro de una cancha, amasándola como sólo él sabía hacerlo.


Si sucede ésto último, quiero agradecerle por tanto, por alegrarme tantas tardes y noches, por ser mi inspiración en tantos partidos de barrio, porque queriéndolo o no, fue el espejo de una generación.


Mis ojos te van a agradecer por siempre, mi mente no te va a olvidar.

Autor: @JohanMV

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